miércoles, abril 19, 2006

El globo viajero

Se me informó de que el otro dia aterrizó en la terraza de mi casa un globo. En principio podría no tener más relevancia, ¿verdad?
Pues vaya. El caso es que sí que la tiene, porque imaginaros: ese globo podría venir desde muy lejos. Es cierto que también podría haber caído desde el ático, pero creo firmemente que no. Ese globo era uno de esos que alucinan a los niños, de esos llenos de hidrógeno.
Porque si os acordais, cuando inflábais un globo de pequeños había en ello un poco de decepción, porque cuando lo soltábais la gravedad hacía su cometido. A no ser que vuestro padre fuera un padre de esos que explica las leyes de la física a sus hijos desde que gatean, seguramente os preguntarías por qué vuestro globo no era como el de los dibujos, no volaba ni él ni vosotros. Casi como esas cometas que hacíamos volar y teníamos que ponernos a correr para que la cosa tuviera gracia, porque nuestra cometa tampoco era como las de la tele, no hacía eses en el cielo...
Bien, el globo. Podría provenir de una feria, de una fiesta de cumpleaños de algún niño, a saber cuánto cielo ha recorrido para acabar descansando en mi terraza. Desafortunadamente, hasta hoy no he podido hacerle una foto. Como vereis está un poco desmejorado porque se ha acabado de desinflar, pero aún así merece que le inmortalice aquí, después de su misteriosa travesía.
Por cierto, ha ido a parar justo al lado del pensamiento suicida del que ya os hablé, es una fantástica casualidad para enseñaros lo grande que está! Les he hecho la foto a los dos.
Incluso es posible que durante los días en que no vi al globo, el pensamiento lo haya atraído hacia él sabiendo que aparecerían juntos en la foto que acompañaría a esta inevitable entrada (el pensamiento, como tal, me conoce).